¿El dios Pan ha muerto?

Por Humberto Ortiz.
Plutarco en Sobre la desaparición de los oráculos, recurre al historiador Filipo para relatar una leyenda oral de los tiempos del emperador Tiberio: Un hombre embarcado cerca de la isla de Paxos, escuchó una voz que le pedía al timonel egipcio Tamus que anunciara la muerte de Pan al llegar a Palodes. El marinero lo hizo y se oyó un gran sollozo de muchas voces. La historia llegó a Tiberio en Roma, quien mandó a buscar al timonel anunciante. Los intérpretes del palacio concluyeron que se trataba de la muerte del dios Pan, hijo de Hermes y Penélope.
Plutarco no discute el tema, solo reproduce tras la anécdota una conversación sobre la posibilidad de que sean los daimones, divinidades a medias, quienes hablan en los oráculos, lo que les hace perder importancia entre los fieles. Suponemos que, como sacerdote de Delfos y cultivador de la tradición griega, él admitía la importancia de Pan en el mandato apolíneo de conocerse a sí mismo. Nada dentro de esa tradición sugiere que Pan estuviese sujeto a la muerte.
Casi todos cuentan que Pan era oriundo de Arcadia, hijo del dios Hermes y la ninfa Dríope, quien huyó al ver al recién nacido. Hermes lo presentó ante los dioses olímpicos que se regocijaron con este dios cornudo, de patas de cabra, cuerpo peludo, lascivo y juguetón. Esta historia parece sugerir que es de las jóvenes generaciones divinas, pero debe haber participado en cada generación, en tanto portento natural puro y salvaje. Algunos lo hacen hermano de crianza de Zeus.
Pan es un dios asociado con los campos, los bosques y la vida silvestre. La interacción entre la humanidad y la naturaleza se vislumbra, desde Pan, como una conexión profunda y primitiva, que alude a la relación instintiva que los humanos tienen con el mundo físico. Con un erotismo exagerado persigue a las ninfas que huyen despavoridas, pero son seducidas con la música de su flauta. Se dice que a Pan le gusta dormir en los momentos más altos del sol y se pone de mal humor cuando es despertado durante ese tiempo. Su naturaleza dual lo hacen un dios liminar.
Pan es desplazado de la Arcadia en el siglo V y su culto en Atenas se extiende tras la victoria en la Batalla de Maratón en el 490 a. C., gracias a un ataque de pánico en el ejército enemigo, provocado por él. Así dejará de ser un dios rural para entrar en la ciudad, pero sus rituales serán siempre en cuevas, manantiales o fuentes. La figura de Pan se integró en la cultura popular y en la vida cotidiana de todos los griegos.
El carácter dual de Pan se evidencia por su erótica alegría musical y por su habilidad para inducir al pánico, apareciendo de repente en lugares oscuros y solitarios, sobre todo en las noches cuando todo está en silencio.
Los impulsos naturales de Pan lo llevan a tomar decisiones erróneas, es el dios que menos consigue satisfacer sus deseos, como enamorar a Selene, la diosa de la luna quien es su mayor pasión. La carencia y la frustración pueden ser también atributos integrales de su condición.
¿No sigue vivo Pan en cualquier pulsión natural que nos aparte de nuestros hábitos civilizados?
