El Círculo de Bellas Artes de Caracas

 


 

 

Por Álvaro Mata

A principios del siglo XX, el único centro de enseñanza del dibujo, la pintura y la escultura que existía en Venezuela era la Academia de Bellas Artes, dirigida por Emilio Maury. Al morir este, su puesto lo ocupó otro renombrado pintor, Antonio Herrera Toro.

Los métodos de enseñanza de Herrera Toro estaban anclados en el siglo XIX, lo que representaba una especie de camisa de fuerza para la libertad creadora de la nueva generación que estaba despuntando. Tras una huelga estudiantil en la que los jóvenes manifestaron su descontento por la forma como la Academia entendía el arte, algunos de ellos fueron expulsados de la institución y otros se marcharon por sus propios pasos.

Comenzaron a reunirse con regularidad en la Plaza Bolívar para comentar las noticias de arte que llegaban de Europa. Las discusiones eran más que estimulantes y fue así como el humorista Leoncio Martínez “Leo”, animador de las tertulias, propuso crear un “círculo” de Bellas Artes para dar rienda suelta a estas inquietudes artísticas. La idea cristalizó y de esta manera comenzó una nueva forma de entender el arte en Venezuela.

Los integrantes del Círculo lograron zafarse de la influencia del realismo académico decimonónico (el procerato, los temas mitológicos), y se entregaron a experimentar por iniciativa propia algunas nociones básicas del impresionismo, pintando al aire libre, directamente ante la naturaleza. Adicionalmente, y no es poco mérito, tendieron un puente entre el artista y el público, sacando la pintura de los salones oficiales para meterla en las salas de las casas de la gente común.

Los miembros más recordados del Círculo de Bellas Artes fueron Federico Brandt, Manuel Cabré, Luis Alfredo López Méndez, Rafael Monasterios, los hermanos Bernardo y Antonio Edmundo Monsanto, y Armando Reverón. Asiduos visitantes eran los escritores Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos, Fernando Paz Castillo, Manuel Díaz Rodríguez y Pedro Emilio Coll, por nombrar algunos.

A comienzos de 1917 la dictadura de Juan Vicente Gómez era violenta. Los miembros del Círculo fueron tildados de licenciosos porque pintaban modelos desnudas en el local que ocupaban en el callejón Paguita del centro de la ciudad. Esto bastó para que la policía se presentara una noche y detuviera a todos los que se encontraban allí. El lugar fue clausurado.

Aunque disuelto oficialmente en 1917, la influencia del Círculo de Bellas Artes en el ambiente cultural caraqueño permaneció por algunos años más, al menos hasta 1928, cuando otra generación vendría a insuflarle nuevos aires a la vida democrática venezolana. Pero esa es otra historia que contaremos luego…