Theo van Doesburg, artista, promotor y disidente

 

 

 

Por Susana Benko.

En el primer número de la revista “De Stijl” de 1917, Theo van Doesburg escribió que su intención al fundar ese medio difusor junto a Piet Mondrian era crear una conciencia estética moderna equivalente al espíritu moderno de la época y de sus medios de expresión. Por tal motivo, el artista debía cumplir una doble misión: crear una obra de arte puro y lograr que el público la acepte. Para esa fecha, el arte abstracto no se había popularizado ni era del todo comprendido.

Artista, arquitecto y teórico del movimiento neoplasticista holandés, van Doesburg tuvo en sus inicios mucha afinidad con la propuesta de Mondrian. Trabajó pinturas estructuradas por medio de horizontales y verticales, usando como variante el color matizado y algunas líneas discontinuas en la composición. De personalidad seductora y dinámica, difundió las ideas de este movimiento a través de artículos y conferencias. Su participación posterior como profesor en la Bauhaus fue determinante y se dice que por él el neoplasticismo se relacionó con esta escuela. En ese entonces, instó a sus colegas a abandonar el misticismo especulativo -propio de las ideas teosóficas en boga- y pidió que se enfocaran en “una nueva y sobria objetividad”. Del mismo modo, siguiendo el espíritu de esta escuela, promovió un arte colectivo y menos individualista.

Al cabo de un tiempo se alejó de De Stijl por diferencias formales y conceptuales. Hubo dos razones: su acercamiento al grupo Dadá hacia 1923 y la creación de una nueva alternativa plástica que él denominó “arte elementalista”. Escribió sobre ello proponiendo el libre uso de diagonales, planos inclinados y colores disonantes para destruir el equilibrio de la horizontal y vertical del neoplasticismo. De este modo quiso introducir el dinamismo y la tensión en la obra pictórica. Por supuesto, la ruptura con Mondrian fue definitiva.

Entre 1923 y 1924 se produjo un interesante cambio en el proceso creativo de van Doesburg. El contacto con el constructivista ruso El Lissitzky, además del desarrollo de algunos proyectos arquitectónicos, influyeron en sus exploraciones sobre el espacio y la cuarta dimensión. En 1924 escribió el ensayo titulado Hacia una construcción colectiva, junto al arquitecto Cornelis van Eesteren, en el que plantea que la pintura “sin la construcción arquitectónica, no tiene razón de ser”. Estas reflexiones coincidieron con el diseño que realizó para el hall principal de la Universidad de Ámsterdam, y luego, entre 1926 y 1928, otra importante intervención espacial: el café Aubette en Estrasburgo, Francia, junto a los dadaístas Sophie Taeuber-Arp y Jean Arp.

Theo van Doesburg muere joven a los 48 años, no sin antes haber creado, entre otras, la revista “Arte Concreto”, haber participado en el movimiento artístico “Cercle et Carré” (“Círculo y Cuadrado”), y haber fundado en 1931 el grupo “Abstracción-Creación”. Entonces el arte abstracto ya era conocido y muy popular.