Por Susana Benko.
Bilbao, capital de la provincia de Vizcaya, perteneciente a la comunidad autónoma del País Vasco en el norte de España, cambió su fisonomía netamente portuaria e industrial cuando se construyó un imponente museo dedicado al arte contemporáneo. Nos referimos al Museo Guggenheim Bilbao, filial del Guggenheim de Nueva York. La presencia de esta colosal arquitectura, que abrió sus puertas en 1997, transformó el urbanismo y la dinámica de esta ciudad, al punto que hoy, Bilbao, es uno de los centros culturales más importantes de Europa.
Fue proyectado por el arquitecto canadiense Frank Gehry reconocido por sus novedosas formas aplicadas a la arquitectura. En tal sentido, este edificio, de formas curvas y de apariencia orgánica, se asemeja a un barco recubierto de escamas de pez, efecto producido por las láminas de titanio con el que está recubierto. Es aquí, en el Museo Guggenheim Bilbao, donde se realizan exposiciones de los artistas más importantes de la contemporaneidad: Mark Rothko, Louise Bourgeois, Anish Kapoor, Richard Serra, Joseph Beuys, Antonio Saura, Jeff Koons, Mona Hatoum, Jenny Holzer, entre otras grandes figuras del arte internacional.
Y es aquí, en este museo, que ocurrió un importante acontecimiento que nos llena de orgullo: se inauguró el pasado 18 de octubre la gran retrospectiva del maestro venezolano Jesús Soto. La muestra se titula Soto. La cuarta dimensión y si bien se exhiben obras de cinco décadas de su producción, se destaca en particular aquéllas en las que el tiempo y el movimiento presentan interés especial. Por ello Soto es considerado un artista universal que transformó el arte de la segunda mitad del siglo XX.
Ahora, ¿cómo el tiempo y el movimiento intervienen en una obra de arte? Para responder a esta pregunta, debemos primero precisar en qué consiste el arte cinético para luego comprender cómo Soto logró llevarlo a cabo. La palabra cinético proviene del griego: kinesis que quiere decir ‘movimiento’. El cinetismo o arte cinético refiere a la corriente artística que tiene como objetivo crear efectos de movimiento en la obra de arte. Soto logró producir vibraciones ópticas de muchas maneras: en obras de apariencia dinámica mediante la yuxtaposición de puntos o líneas dispuestos de manera sistemática; creando efectos móviles al superponer varillas frente a un plano, o al utilizar materiales transparentes como los hilos de nylon y generar formas y colores en sus cubos virtuales. Sin embargo, fue cuando integró el espacio en su obra que el espectador participa en ella activamente. Esto ocurre en los llamados Penetrables, que son instalaciones de grandes dimensiones realizadas con cordones de material flexible. La idea consiste en que el público se desplace en su interior y perciba el entorno de manera sensible e intensa. Mientras lo hace, el tiempo transcurre: se genera por su propio movimiento, precisamente, ‘la cuarta dimensión’.
Esta exposición, organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y el Atelier Soto de París, tendrá cuatro meses de duración.