"El Beso de Eros y Psique" de Antonio Canova

 


 

 

Por Susana Benko.

Tocarse se ha convertido hoy día en un peligro silente. Pensamos de inmediato en contagio, enfermedad, incluso, muerte.

Sin embargo, sentir y mostrar afecto implica acercamiento, abrazo, roce. Siempre ha sido así. En arte se han hecho memorables representaciones de escenas de amor, en particular del beso de los amantes, porque, después de todo, este gesto sella la unión de dos almas a través de sus cuerpos, caricias y aliento. La imagen del beso y, por tanto, del abrazo, habla de sensualidad, amor y pasión.

Así lo han entendido poetas y artistas, y por ello es oportuno revisar, en éste y en próximos relatos, algunas obras en particular. Comencemos por Antonio Canova, escultor neoclásico nacido en Possagno, cerca de Venecia en el siglo XVIII. Este artista talló en piedra una escena plena de pasión cuando Eros, el dios griego del amor, abraza a su amada Psique.

La pieza, terminada en 1793, se titula Psique reanimada por el beso del amor y refiere el momento en que Eros despierta a su amada precisamente con un beso. Es una obra realizada a escala casi humana en la que el abrazo de estos dos jóvenes pone en evidencia la pasión, la entrega y la ternura.

Cuenta una de las versiones de este mito griego que Eros –a quien también conocemos como Cupido– era hijo de la bella diosa Afrodita, o Venus. Ella, celosa de la belleza de la joven Psique, mandó a su hijo a buscarla para que la atravesara con su flecha y así, según esta versión de los hechos, se enamorara del hombre más feo y vil de la Tierra. Pero algo salió mal: Eros se enamoró de Psique y en vez tirar la flecha hacia ella, la lanzó al mar. Luego, Eros esperó a que la joven se durmiera y se la llevó a su palacio. Allí disfrutaron por un tiempo de su amor hasta que Afrodita los descubrió, razón por la que comenzó a perseguir a Psique y la condenó a trabajos forzados. Eros la rescata y Afrodita, obligada por Zeus, dios del Olimpo, tuvo que aceptar esta relación.

Canova estudió con mucha profundidad las formas humanas en la escultura de la antigüedad griega y romana, así como en la del Renacimiento y del barroco. Llegó a ser el supervisor de las colecciones del papado y tuvo enorme prestigio como maestro en la Academia. Es considerado el escultor más notable del neoclasicismo italiano y su obra influyó en el arte académico europeo durante todo el siglo XIX.