La Concha Acústica de Bello Monte

 


 

 

Por Álvaro Mata

También conocida con el nombre de “José Ángel Lamas”, la Concha Acústica se inauguró en 1954 en los terrenos de la naciente urbanización Colinas de Bello Monte, impulsada por el mecenas Inocente Palacios, quien donó a la comunidad los 18.000m² de terreno que ocupa la obra.

Además del anfiteatro, el proyecto de Palacios para la zona incluía el Museo de Arte Moderno de Caracas, cuya proyección realizó Oscar Niemeyer. Si bien el museo no llegó a materializarse, aún se conserva la maqueta del edificio en forma de pirámide invertida diseñada por el célebre arquitecto brasileño, que nos pone en la pista del impulso modernista de la ciudad de entonces.

La Concha Acústica de Bello Monte es obra del arquitecto argentino Julio Volante. Está enmarcada entre dos pequeñas colinas para aprovechar la acústica natural, y su estructura recuerda los antiguos anfiteatros griegos: desde el escenario central, se despliega una planta en forma de “concha” marina siguiendo la curvatura del terreno, constituida por las graderías.

Adicionalmente, a ambos lados del escenario, se ubican dos Colorritmos del artista Alejandro Otero, complementados por algunas salpicaduras de color dispersas en el suelo de las gradas, que hacen juego con la obra ubicada a los lados del escenario, otorgándole ritmo y dinamismo al anfiteatro.

El aforo de este icónico espacio es de 8.000 puestos y su construcción tardó sólo 45 días. Para su inauguración se ofreció un concierto a cargo del maestro venezolano Vicente Emilio Sojo, y del director alemán Wilhelm Fürtwangler, en el marco de la X Conferencia Interamericana.

Pronto la Concha Acústica de Bello Monte se convirtió en el lugar preferido para presentar los mejores espectáculos de la época, y aún hoy se recuerdan los festivales latinoamericanos de música contemporánea que le darían tanto prestigio al lugar.

Con los años, la conservación de la Concha Acústica ha sido una preocupación para los caraqueños. Pero en las últimas décadas, el lugar ha sido rescatado, y actualmente en él se realizan conciertos, obras de teatro, funciones de cine y actividades deportivas.

También es la sede del núcleo Baruta del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles formado por más de 200 niños.

De este modo, vuelve a la vida un icono cultural de Caracas, que nos invita a apuntalar los valores ciudadanos y el espíritu de convivencia, como en la antigua Grecia.