William Morris y su influencia en las artes aplicadas y el diseño moderno
Por Susana Benko.
Uno de los pioneros del diseño moderno en el siglo XIX fue William Morris. Arquitecto, diseñador de interiores, gráfico y textil, también fue pintor, editor de libros artesanales y novelista inglés.
Su pensamiento de izquierda explica de algún modo el rechazo que sentía hacia el trabajo mecanizado de la industria. Consideraba que la Revolución Industrial -iniciada en Gran Bretaña en el siglo XVIII- condujo a la fabricación en serie de objetos de mal gusto carentes de valores éticos y estéticos que no tenían, según él, utilidad alguna. Revalorizó, en contrapartida, la actividad artística medieval, ya que el artista de aquellos tiempos operaba como un artesano que mantenía un sentido colectivo del trabajo actuando como gremio. De esta manera, Morris planteó eliminar el prejuicio entre arte y artesanía que predicaban las academias de Bellas Artes en ese entonces.
Fundó la firma “Morris, Marshall, Faulkner & Co.” en 1861 junto a otros colegas. Realizaron muebles, vidrieras, diseños de papel tapiz, alfombras y diversos artículos de artesanía. Todo era confeccionado manualmente por los propios artistas, arquitectos y aprendices. Si bien Morris partía del principio de que “el arte debía estar hecho por el pueblo y para el pueblo”, en realidad ocurría lo contrario. Sus piezas eran tan elaboradas que distaban mucho de ser económicas. No obstante, a Morris se le debe la formulación de que el artista y el arquitecto tienen una responsabilidad social, lo que conllevó a una renovación y valoración de las artes aplicadas.
Con el grupo de pintores “prerrafaelistas” defendió las artesanías y el diseño. Conformaron juntos el movimiento “Arts and Crafts”, del que Morris fue, por supuesto, uno de sus principales ideólogos. Fue tan intensa la influencia de este movimiento que a pesar de la muerte de Morris en 1896, tuvo todavía repercusión terminada la Primera Guerra Mundial, influyendo en el Art Nouveau o Modern Style que apareció en Europa inmediatamente después.
Preocupado por los efectos de la industrialización en la vida de los seres humanos, Morris abogó por el retorno a una forma de vida más simple y a una mejora en el diseño de objetos domésticos cotidianos. Trabajó como un artesano: proyectó su casa, fabricó sus muebles, realizó tapices sentado él mismo frente a un telar, elaboró los tintes para estampar tejidos, entre muchas cosas más. Estudió profundamente la naturaleza, de donde sacó los patrones florales para papeles decorativos, cerámicas y textiles. Si en el proceso de manufactura utilizaba algún procedimiento mecánico, su aplicación formaba parte integral del diseño sin perder la connotación orgánica de sus productos. Estos debían ser, en última instancia, bellos y funcionales, precisamente para el disfrute de la vida.