Por Susana Benko.
Cuando Oswaldo Vigas llegó a París a finales de 1952, era un joven artista que había recibido en Venezuela el Premio Nacional de Artes Plásticas entre otros reconocimientos. Se ambientó rápidamente a la vida cultural de esa ciudad participando en importantes salones, junto a los grandes protagonistas del arte moderno europeo.
En 1955, el Ateneo de Valencia, en el estado Carabobo, le comisiona organizar una gran exposición internacional para homenajear los 400 años de la fundación de la ciudad. Vigas acepta e invita a los artistas más consagrados de la época, figurativos y abstractos, con quienes tenía amistad.
La Exposición Internacional de Pintura, como se llamó, agrupó a venezolanos residenciados en esos años en París: Mario Abreu, Aimée Battistini, Omar Carreño, Narciso Debourg, Ángel Hurtado, Humberto Jaimes Sánchez, Pascual Navarro, Alirio Oramas y Jesús Soto. Asimismo, participaron artistas de renombre internacional como Max Ernst, Fernand Léger, Karel Appel, René Magritte, Gino Severini, Víctor Vasarely, y muchos otros más. Por supuesto, Pablo Picasso no podía faltar.
Expuso un óleo titulado Retrato de Madame D., realizado en 1954, cuando vivía en la Villa La Galloise, al sur de Francia. La modelo era la artista y ceramista Sylvette David, cuyo nombre artístico es Lydia Corbett. Entonces ella tenía 19 años, y era conocida como “la chica de la cola de caballo”. Fue su perfil, con este peinado, una visión que fascinó al pintor, razón por la que Picasso la retrató muchas veces con su estilo expresivo definido, de formas sintetizadas dando prominencia a las líneas.
¿Cómo fue el encuentro de Vigas con Picasso? Muy sencillo: Vigas viajó de París a Cannes y visitó a Picasso gracias a la intermediación del pianista Humberto Castillo Suárez. Ambos fueron recibidos en su nueva Villa La Californie. La conexión fue inmediata. Tuvieron tres días de amenas conversaciones, y Picasso pudo entrever que el joven Vigas asumía el arte con disciplina y pasión. Ambos tenían mismos intereses temáticos: los animales y las figuras femeninas. Y con el tiempo, Vigas, como aquél, también exploró diversos medios expresivos: pintura, grabado, dibujo, escultura, arte textil, cerámica.
Esos tres días con Picasso fueron inolvidables. Luego de una emotiva despedida, Vigas regresó a París. Llevaba consigo la aprobación para exponer el Retrato de Madame D. La muestra de Valencia se realizó con enorme éxito quedando asentado que Pablo Picasso participó “fuera de concurso” como artista invitado de la exposición.