"La miseria y "La caridad", dos obras magistrales de Cristóbal Rojas y Arturo Michelena
Por Susana Benko.
Cuando nos encontramos frente a pinturas cuyas imágenes parecen reales, nos preguntamos ¿será que el artista quiere mostrarnos con objetividad una situación veraz o lo hace para despertar nuestra capacidad de sentir? Esta pregunta es clave para intentar comprender las intenciones que pudieron tener artistas como Cristóbal Rojas y Arturo Michelena, dos de nuestras grandes figuras del arte del siglo XIX venezolano.
Obras como La miseria de Rojas o bien La caridad de Michelena no sólo están hechas con extremo cuidado en los detalles, sino que despiertan esa reflexión en torno a qué tendencia del arte corresponden: ¿a una visión realista y objetiva de una situación o a una visión emotiva y sentimental acerca de esa misma situación?
Digamos algo sobre estas piezas. La miseria, pintada por Rojas en 1886, recalca, como indica su título, que nos encontramos ante un escenario muy pobre: vemos una habitación corroída, con escasa luz y poco colorido. En este espacio se encuentra una pareja: una mujer que yace enferma sobre una precaria cama de hierro y su marido sentado al lado, en actitud de franca derrota, abatido, y obviamente descuidado hasta de sí mismo. La oscuridad del ambiente acentúa la sensación de desesperanza. Sólo le queda el gesto de acompañar a su amada posando su mano al lado de la suya. Pobreza, desolación, enfermedad y muerte. Estos son los mensajes que Rojas transmite en esta pintura.
Dos años después, Michelena pinta La caridad. Se dice que el realismo y emocionalidad presentes en esta pieza se da por influencia de Rojas. Pero también así era la normativa de la enseñanza académica de la época. En esta pintura vemos nuevamente un escenario austero y casi en penumbras. Un niño juega sin asistencia ya que su madre yace enferma en un rincón del cuarto. El ambiente es desolador en consonancia con el tema de la enfermedad y la pobreza. No obstante, mientras en La miseria el personaje está solo y sin salida, aquí hay dos halos de luz y una esperanza: la caridad llega. Al fondo aparecen dos personajes que señalan un posible cambio en este destino.
Ambas obras muestran dos realidades semejantes. Ambas conmovedoras, pues esa es la intención. Este efecto se acentúa porque las vemos a escala humana. Todo está “a nuestro tamaño” por lo que es fácil imaginarnos “estar dentro” de estos espacios, percibir la crudeza del drama, y a la vez admirar, por todo ello, el virtuosismo y el dominio del oficio que tenían estos pintores.
Ambas piezas se encuentran en la Galería de Arte Nacional en Caracas.