Alexander Calder: del circo al arte en movimiento
Por Susana Benko.
Alexander Calder es un conocido artista abstracto cinético nacido en 1898 en Lawnton, Pensilvania. Desde niño, el arte no le era ajeno. Era hijo y nieto de escultores y de una madre pintora. La familia vivía muy modestamente, por lo que el niño Calder desarrolló enorme inventiva. Adoraba a su hermana Peggy, y, para contentarla, le hacía los vestidos y accesorios para sus muñecas con los materiales reciclados que él recogía.
En 1915 se inscribió en el Instituto de Tecnología Stevens en Nueva Jersey, y estudió ingeniería mecánica. Esta profesión, que no ejercerá, tendrá gran importancia muchos años después. Luego, en 1923 dio un giro en su vida y se inscribió en la Art Students League en Nueva York. Si bien asumió sus estudios con disciplina en manos de excelentes profesores, su espíritu creativo seguía expresándose a través de caricaturas y pinturas de circos y de animales, temas que han sido para él de constante interés. Entonces, ya era conocido como “Sandy” Calder...
En 1926 viajó a París para continuar sus estudios de arte. Contaba con muy poco dinero, por lo que reinició sus diseños de juguetes de animales y figurillas de alambre. Esto fue el inicio de las piezas que conformarán su maravilloso circo en miniatura. En París sus presentaciones fueron muy exitosas al punto que artistas e intelectuales de la época asistieron a verlas y divertirse: Piet Mondrian, Joan Miró, Jean Cocteau, Fernand Léger, Antoine Pevsner, Jean Arp, entre otros.
Todos se divertían viendo a los acróbatas, tragaespadas, trapecistas, el lanzador de cuchillos, payasos, animales, jaulas, globos y demás objetos y utensilios usados en los espectáculos hechos con pedazos de alambre, fieltro, madera, cuero, papel, cuerdas e incluso tuercas y tornillos. Fue así como aquel niño humilde de Pensilvania tuvo luego enorme éxito en Europa y posteriormente en Nueva York presentando su ya conocido “Circo Calder”. Él mismo animaba y manipulaba a los personajes mientras Louise, su esposa, se concentraba en la música de vitrola y en los sonidos.
El Circo, que actualmente pertenece a la colección permanente del Whitney Museum en Nueva York, le permitió concebir los llamados “Action Toys”, “juguetes de acción” que trató de popularizar a través de una empresa en Wisconsin. Para ello, Calder realizó varios prototipos.
Con todas estas anécdotas podemos concluir que este artista, desde temprana edad, se interesaba no sólo en animar a un público sino en crear piezas en movimiento. De allí su obra cinética posterior. En 1929 creó su primera escultura formal mecanizada. Y en 1931 el “móvil”, llamado así por Marcel Duchamp quien le dio ese nombre, ya que son piezas que se componen de elementos suspendidos por varillas que se mueven gracias a la acción del viento o por la manipulación del espectador. Por los “móviles” y luego los “estables”, Alexander Calder forma parte de la historia del arte cinético internacional. Con ellos logró lo que tanto anhelaba: componer movimientos a través de formas y color.