Algo más sobre la monumental obra de Christo y Jeanne-Claude
Por Susana Benko.
La noticia sobre el reciente fallecimiento del artista búlgaro Christo Javacheff fue muy comentada en la prensa y redes sociales. Ya habíamos hablado sobre su obra, realizada en conjunto con su esposa Jeanne-Claude, fallecida en 2009, en un relato anterior. Christo murió el pasado 31 de mayo a los 84 años por causas naturales. Se encontraba en su residencia en Nueva York, trabajando en el proyecto para empaquetar el Arco de Triunfo de París. Esta monumental intervención debía hacerse el próximo mes de septiembre. Sin embargo, su partida no impide su realización, pues se llevará a cabo en septiembre de 2021.
Cuenta Ina Bainova, artista plástica búlgara-venezolana y amiga del artista, que él dejó numerosa documentación, entre estudios, cálculos, dibujos, material explicativo e ilustrativo, que permitirá empaquetar este emblemático monumento de París. No obstante, la gran Mastaba en Abu Dhabi, otro proyecto en preparación pensado como obra permanente y que contendría 410.000 barriles pintados, sólo se conocerá a través de los estudios que dejó.
Christo es uno de los artistas más representativos del llamado Public Art (Arte público), lo que lo incluye, igualmente, en la tendencia contemporánea conocida como Land Art o Arte de la tierra cuando intervino paisajes. Comenzó en 1958 a empaquetar pequeños objetos, como botellas y latas. Creó, asimismo, esculturas inusitadas mediante la acumulación de barriles, algunos envueltos, otros no. A inicios de los años sesenta fue aumentando el tamaño de los objetos: una moto, un Wolkswagen, y más. Igualmente creó muros o nuevos “monumentos” con la acumulación de barriles pintados.
Con el tiempo ello se convirtió en el distintivo de la dupla “Christo y Jeanne-Claude”. Él dedicado a la creación y concepción de las obras, ella a su gerencia y producción. Imposible olvidar sus obras monumentales empaquetadas a escala urbana: el muro romano de la Villa Borghese en Roma entre 1973 y 1974; el Pont-Neuf de París, en 1975; el Parlamento alemán en Berlín en 1995, y otros tantos proyectos que han tenido al menos dos décadas de preparación para poder llevarlos a cabo. Esta labor colosal también desafió la escala imponente de la naturaleza, por ejemplo, cuando la pareja envolvió en 1969 más de 2 kilómetros de la costa cercana a Sydney en Australia; o bien cuando rodearon once islas de la Bahía de Biscayne de Miami con tela aluminizada de color rosa en 1983. Quedaron algunos proyectos sin realizar, como por ejemplo, envolver algunos rascacielos de Nueva York o cubrir con paneles 10 kilómetros del río Arkansas en Colorado.
Christo y su compañera Jeanne-Claude llevaron el arte a extremos impensables. Lograron que la condición efímera de sus obras quede como una impronta en la memoria. Invisibilizaron paisajes e íconos urbanos utilizando recursos con su misma escala monumental. Un desafío que parece propio de titanes.