Rostros emblemáticos: Nefertiti

 

 

Por Susana Benko.

Nefertiti fue la gran Esposa Real del faraón Akhenatón, famosa por ser una de las reinas más hermosas y políticamente influyentes de Egipto. Vivió en el siglo XIV a.C. Tuvo enorme influencia durante el mandato de su marido, al punto de ser nombrada por él, reina-faraona. Con ella, Akhenatón trasladó la capital de Tebas a Amarna, ciudad donde rindieron culto al dios solar llamado Atón. Sólo Akhenatón y Nefertiti podían entablar diálogo con esta deidad, razón por la que política y religión se integraron a tal punto que fue distintivo en este periodo llamado amarniano y caracterizó a este reinado. Ello ocasionó una fuerte fricción ante un pueblo que creía en la existencia de varios dioses.

El arte en aquel entonces fue relevante, pues la tradición artística egipcia tuvo importantes cambios, en particular, la estatuaria. Las formas hieráticas y erguidas pasaron a ser otras más cercanas a la realidad, y sobre todo, con apariencia más humana.

El principal cometido del artista era captar la esencia de la imagen del faraón. Asimismo la de su descendencia y la de las personas que estaban a su servicio. Trabajaba a futuro, es decir, organizando la sepultura de estos personajes acorde a su importancia y alta investidura. Para ello, su obra debía ser lo más fiel posible a los rasgos sobresalientes de los personajes retratados. En definitiva, era el encargado de mantener la vida del difunto a través de la estatuaria. Los egipcios creían en una trascendencia después de la muerte, razón por la que las estatuas quedaban sepultadas junto al difunto. A través de la obra escultórica, el rey quedaba eternizado con esta imagen que lo acompañaba hacia el mundo espiritual de lo eterno.

Una de las maneras de dar aspecto real a una obra tallada en piedra era trabajándola con varios colores, técnica que se conoce con el nombre de policromía. El color, así, permitía establecer algunas pautas sociales propias de la cultura egipcia. Por ejemplo, la piel de los hombres aparece más oscura debido a sus labores al aire libre, mientras que la de la mujer es más clara ya que se hallaba en resguardo en el hogar.

La muerte y desaparición de Nefertiti ha quedado en el misterio. En una expedición arqueológica realizada en 1912, fue encontrado el famoso busto de esta reina, en el supuesto taller de Tutmosis, posible artista oficial de la corte real. Esta pieza es una de las más emblemáticas del arte egipcio antiguo. Destaca en ella la belleza del personaje, haciendo honor a su nombre, Nefertiti, que significa: la bella que ha llegado. Gracias a la policromía, la escultura tiene enorme realismo visto en la tersura y color de la piel además de la perfección de las facciones del rostro y adornos. Lo cierto es que esta magna obra, no se encontraba en su sepultura, que aun se desconoce dónde está. En medio de especulaciones históricas, especialmente en torno al rechazo del pueblo hacia Nefertiti, el descubrimiento de su rostro la hace hoy día una reina popular. Actualmente su busto se halla en los Museos Estatales de Berlín.