Arte abstracto, esoterismo y espiritualidad (II). Georgiana Houghton
Por Susana Benko.
Cuando en 1871 la New British Gallery expuso los dibujos en acuarela de Georgiana Houghton, el público quedó extasiado y a la vez perplejo ante lo que veía. Sin duda les resultó incomprensible encontrarse ante imágenes abstractas basadas en fluidos de colores con espirales y círculos superpuestos. Hubo desconcierto, pero también profunda admiración. La crítica no fue negativa: uno comparó estas piezas con las de Turner; otro señaló que esta exposición fue la “más asombrosa en Londres en ese momento”. Y el Daily News publicó que estas tramas eran “hilos de algodón enredados”, concluyendo que “merecen ser vistos como el ejemplo más extraordinario e instructivo de aberración artística”. Pese a estas apreciaciones en el fondo exitosas, la muestra fue, sin embargo, la ruina económica de la artista, quien invirtió sus ahorros para realizarla y apenas vendió una pieza.
Ahora, ¿qué motivó a Houghton a realizar estos dibujos? En ese entonces, las tendencias artísticas seguían apegadas a la representación de la realidad, pero estas piezas resultaron de un proceso creativo muy libre y, al parecer, “ajeno a este mundo”. En efecto, Georgiana Houghton, artista británica nacida en Las Palmas de Gran Canaria en 1814 y residenciada en Londres, era una mujer profundamente cristiana entregada de manera absoluta al espiritismo. En medio de trances, dibujó las tramas circulares utilizando una plaqueta de madera a la que le insertaba creyones de color. Luego liberó la mano. Sin embargo, llegó a decir que ésta era movida por el espíritu de Lenny -un pintor fallecido- quien actuaba a su vez bajo la guía de 70 arcángeles. Tal es la explicación de estos “dibujos sagrados” o “dibujos espirituales” como también se les llama. En sus sesiones espiritistas, tuvo numerosos contactos con sus hermanos fallecidos, Cecil y Zilla, así como visitas habituales de los espíritus de personajes ilustres tales como Shakespeare, Tiziano y Correggio.
Houghton se entrenó como médium y utilizó el dibujo para comunicarse con los muertos. ¿Locura, disociación psíquica, contacto real con el más allá? Son preguntas que forman parte de la especulación. Los hechos señalan que el espiritismo atrajo a muchos creyentes en la Inglaterra victoriana.
Luego de décadas de silencio y de desconocimiento acerca de esta artista, los dibujos de Georgiana Houghton son exhibidos desde hace pocos años en importantes espacios expositivos. Su modernidad ha sorprendido tratándose de una mujer del siglo XIX. Son acuarelas abstractas de atmósferas surreales, que deslumbran por su fluidez, movimiento y color. Sus “escrituras automáticas”, por otra parte, indican el significado de una simbología sagrada tanto de los colores como de las tramas que dinamizan la composición. Todo ello obliga a reconsiderar conceptos ya establecidos en la historia del arte.
La pregunta que muchos hacen es si ella fue ignorada por espiritista o por ser mujer. Puede que por ambas cosas. Lo cierto es que Georgiana Houghton murió en 1884 en la más absoluta precariedad habiendo realizado una obra ejemplar.