Peter Handke

 


 

 

Por Humberto Ortiz.

“En una ocasión, viendo un suelo con un mosaico romano me fue posible imaginar la muerte como un bello tránsito, sin la angostura habitual que llamamos ‘muerte’.”

Esta frase es de una novela de 1980 escrita por Peter Handke, Premio Nobel en Literatura 2019 “por un trabajo influyente que con ingenio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”, según palabras de la propia Academia Sueca.

Lo cierto es que este escritor austríaco, nacido en 1942, tiene numerosas novelas, libros de poesía, piezas de teatro, ensayos sobre distintos temas y varios guiones cinematográficos, por lo que resulta difícil decir algo específico sobre su extensa obra. La Academia Sueca resalta de su literatura la “extraordinaria atención a los paisajes y la experiencia material del mundo”.

La novela de la que tomamos la frase es La doctrina del Sainte-Victoire. En ella la voz de un escritor cuenta sus experiencias en los lugares donde el pintor Cézanne realizó sus famosos cuadros del monte de la Provenza francesa. En el texto, a partir de detalladas descripciones de paisajes y de situaciones, se relata la construcción literaria de una voz que narra en primera persona. Se hace inevitable no aludir a la visión de Cézanne, quien hizo de su íntima relación con la naturaleza una de las propuestas pictóricas más revolucionarias del finales del siglo XIX

Handke es muy dado a las descripciones detalladas, no con la intención de describir la realidad de manera naturalista u objetiva, sino para encontrar una relación más intuitiva, imaginaria y estrecha entre el mundo interior de sus personajes y el mundo exterior que en ellos inciden. No se interesa Handke en la literatura simplemente descriptiva o narrativa, al contrario, lo que sugieren sus relatos es que lo exterior, lo que nos es ofrecido como realidad, ha de hacerse interioridad, realidad íntima, para que algún sentido de vida pueda vislumbrase en la experiencia humana. Y de ahí el valor del lenguaje. Esos límites entre la movilidad de la interioridad humana y la dificultad para darle un sentido al afuera se hacen, en sus novelas, el problema esencial a ser contado.

Sus personajes no podemos leerlos como unos análisis psicológicos de las tipologías humanas. La posible conciencia interior a la que Handke alude, nos habla del intento por lograr un lugar social gracias a un lenguaje que se de como ofrecimiento al otro. La esperanza de conciliación se asoma en sus principales novelas, pero no como un futuro mejor o una solución política, sino como una forma artística que construye sentido desde el lenguaje, como registro interior de la experiencia mundana. Quizás la propuesta estética de la literatura de Peter Handke se halle justamente en el arte como “ilusión de sentido” que nos puede hacer ver lo vital y lo terrible de una manera más tranquila, más íntima, más matizada y menos sensiblera, así como el mosaico romano “muestra la muerte como un bello tránsito”.