Los inicios de la poesía

 


 

 

Por Humberto Ortiz.

La noción de “poesía lírica” para hablar de unos cantos que proliferan en la antigua Grecia, es del siglo XV. Se referían entonces a una poesía cantada con la lira que estuvo a medio camino entre la poesía épica y la dramática. Esos cantos no se ocupaban de narrar las historias míticas; trataban más bien de los afectos de una voz cantante. La modernidad adaptó esta noción para nombrar a aquellos poemas que intentan exponer en imágenes, los padecimientos y las reflexiones más íntimas o complejas de la subjetividad.

La poesía como un género literario particular, empieza a entenderse como la expresión de los sentimientos de un cantor que intenta afectar sensiblemente al oyente. El romanticismo usó la palabra “lirismo” cuando las artes trataban de los movimientos del alma. La “poesía lírica” se asumió, entonces, como la expresión humana más subjetiva.

Los antecedentes griegos de los cantos líricos son del siglo VII antes de Cristo y Arquíloco de Paros (712 a. C - 664 a. C) se considera el poeta que más los popularizó. Fue tan reconocido en la antigua Grecia, que su nombre se asocia siempre al de Homero.

Aunque además de poeta fue también un mercenario, Arquíloco no se ocupó de recrear hazañas heroicas o bélicas. En los fragmentos que existen de sus cantos se leen los rastros afectivos de un “Corazón, corazón de irremediables penas agitado…”. Para los griegos, “Era el Homero de uso personal”.

Sus versos muestran un temperamento que se debate entre la melancolía y la rabia, entre lo satírico y el respeto, entre el civismo y lo pasional, entra la delicadeza enamorada y el rencor que no perdona. Escribe:

Sé sólo una cosa importante: responder

con daños terribles a quien daños me hizo

En Esparta prohibieron sus versos por haber inducido al suicidio a una doncella que lo rechazó y al padre que se la había prometido en matrimonio.

¡Ay de mi, infeliz, el deseo
sin aliento me tumba, y me cala los huesos un acerbo
dolor que los dioses me envían!

La poesía de Arquíloco mostró que cada estado de ánimo, cada momento de las pasiones, de los placeres, de los dolores, de los amores y de las frustraciones, son condiciones de la contradicciones vitales del alma humana; de los impulsos divinos entrecruzados en la interioridad de cada cual.

A los dioses atribúyelo todo. Muchas veces levantan
de las desdichas a hombres echados sobre el oscuro suelo;
y muchas veces derriban y tumban panza arriba
a quienes caminan erguidos...

A partir de la palabra de Arquíloco, se evidencia en Occidente el conflicto de la intimidad, la lucha épica de lo individual ante el avasallante existir, que luego será recogida en la poesía trágica. La tradición lo llama desde el siglo XII “El Escorpión”.