La Inspiración de José Antonio Ramos Sucre

 


 

 

Por Humberto Ortiz.

La poesía, todavía en estos tiempos, conserva algo de su origen inspirado que la remite a antiquísimas formas de trato con lo sagrado.

Platón advierte en el siglo IV antes de Cristo, que se trata de una locura divina, reconocida desde tiempo atrás. Y plantea que esa inspiración exige la anulación de la voluntad por parte de quien la recibe, para invocar así a las Musas y a Apolo, y dejar que hablen los dioses. El poeta actúa sólo como un medio de tránsito entre las divinidades y la humanidad.

La inspiración poética exige del poeta un ofrecimiento íntimo para consentir la recepción de la gracia. La verdad poética sería un saber surgido de un acto de olvido de sí, como si una voz ajena viniera desde adentro, con una palabra de evidente sentido pero imposible de medir a conciencia. En el siglo III de nuestra era, el pensamiento neoplatónico latino aclara que el éxtasis poético es la memoria repentina de algo esencial del alma, como una vuelta a lo originario, a lo más alejado del cuerpo y de la materia.

Por su carácter de éxtasis, es un saber de rápida perdición que deja abierta la incertidumbre y, más abierta aún, la memoria de ese frágil instante de plena certeza. El éxtasis, una vez ido, plena de soledad a quien lo ha albergado. Y sólo es consolado por el entusiasmo de los oyentes de la poesía.

En Platón, las palabras poéticas son anuncios de tratos con lo divino que entusiasman la voluntad, pero cuando no son usadas con cuidado, pueden ofuscar a las personas. Si hay algún indicio de verdad en ellas, no están en referencia a claridades que den certezas evidentes al transitar vital, sino imágenes de verdades no del todo reveladas.

Si la inspiración fuese cierta, su revelación rompe con el discurso común y la seguridad de lo aprendido, pues se ofrece como una oscilación del transitar sensible al borde del sin sentido. Sería una exaltación límite de la sensibilidad que reclama ser anunciada, como si al hacerlo, el sentido vital adquiriese una nueva orientación. De ahí la fuerza de su posible verdad, y también su peligro para la racionalidad social.

La noción de inspiración poética ha sido causa de muchas polémicas a lo largo de la historia. Discusiones que han incidido en la manera como se han entendido las bellas artes en general.