El baptisterio arriano de Ravena
Por Humberto Ortiz.
El baptisterio arriano fue hecho entre finales del siglo V y principios de siglo VI, bajo la orden del rey ostrogodo Teodorico (454-526), quien tomó a Ravena en el 493.
Teodorico y su gente habían asumido la doctrina arrianista, originada por una controversia teológica del 318. Los arrianistas postulaban que Cristo tenía temporalidad y su esencia eterna le pertenecía al Padre. El Verbo, el Hijo, era la primera creación del ingénito Dios y a él ha de estar subordinado.
A pesar del Concilio de Nicea del 325, que reivindicó la trinidad como la verdad cristiana, las discusiones se prolongaron a lo largo de todo el siglo IV. La polémica se avivó cuando algunos emperadores asumieron el arrianismo. En 381, Teodosio I, desde Constantinopla, volvió a favorecer la cristiandad trinitaria y logró que se declarara como herética a la doctrina negadora de la santísima trinidad.1
El arrianismo se difundió por los pueblos invasores del norte. Los germanos participaban así de la nueva verdad, pero diferenciados de los romanos. En realidad, los ostrogodos de Ravena nunca mostraron interés por las controversias teológicas, lo que favoreció la convivencia y la tolerancia en el reino de Italia entre los años 493 y 553, en medio de las tensiones con el naciente poder social del papado romano y el control político-religioso de Constantinopla.
El bautismo para el arrianismo no se hace en nombre del Padre y del Hijo, sino en nombre del Hacedor y su obra. Sin embardo, es evidente en este baptisterio la influencia, arquitectónica y decorativa, del baptisterio neoniano construido años antes.
Aquí todas las paredes internas están desnudas, salvo la cúpula que está adornada por dos círculos concéntricos, ambos sobre un fondo dorado.
En el medallón central, Cristo aparece imberbe, sin aureola y sumergido desnudo en el río, de cintura para arriba fuera del agua. A la derecha Juan Bautista aparece barbado sobre una roca, vestido con una piel de animal y sin nimbo; lleva un bastón de pastor en la mano izquierda y posa la mano derecha sobre la cabeza de Jesús. Encima, el pico de una paloma ofrece el agua que bautiza al hijo creado.
Al lado izquierdo hay un hombre de barba y largos cabellos blancos, con dos pinzas de cangrejo en la cabeza, se ve sentado sobre las aguas del río que brotan de una tinaja volteada junto a él; porta una rama y tampoco tiene nimbo. Parece la personificación del Jordán, pero no hay una palabra que lo identifique, como la había en el baptisterio neoniano.
La escena está rodeada por los doce apóstoles con aureolas, guiados al lado izquierdo por Pablo, con sus pergaminos y al lado derecho por Pedro, con sus llaves. Se dirigen a un trono con un almohadón púrpura y una cruz adornada. Van vestidos con grandes túnicas y con las manos cubiertas llevan coronas del martirio. No están identificados. Caminan sobre un suelo verde de donde brotan palmeras cargadas de dátiles. La escena alude a la parusía o advenimiento final de Cristo.
Tras la conquista de Ravena por el Imperio romano oriental en el 553, los edificios del culto arriano fueron confiscados. Este fue convertido en un oratorio mariano.
1 En el Concilio de Constantinopla, celebrado entre mayo y junio de 381.