Nuevo Circo de Caracas
A principios del siglo XX, la afición taurina entre los caraqueños era creciente, por lo que se hacía necesaria una renovación del decimonónico Circo Metropolitano, único escenario para estos fines. Es por ello que el gobierno de Juan Vicente Gómez encargó el diseño y la construcción de una nueva plaza de toros al ingeniero Luis Muñoz Tébar y al arquitecto Alejandro Chataing.
Poco más de dos años después, en enero de 1919 se inaugura el Nuevo Circo de Caracas al sur de San Agustín, obra de estilo neo-morisco, con fachada monumental de dos plantas, flanqueada por dos torretas rematadas en cúpulas.
Con un aforo para 12 mil espectadores, esta arena será destinada a “plaza de toros, circo ecuestre, acrobatismo, variedades y cinematógrafo”, según se lee en una revista de la época. Y para prueba de su multifacético destino, el día de su inauguración, en la mañana se celebró una corrida con ganado del general Gómez, y en la noche se proyectó la película El Conde de Montecristo.
Apenas a un par de meses de la muerte del tirano, personalidades de la incipiente izquierda venezolana se reunieron en el Nuevo Circo y dieron el primer mitin abierto. Poco tiempo después, la plaza será testigo del conteo de votos de una de las elecciones populares inaugurales realizadas en el país, y también acogerá a los jóvenes que entonces se lanzaban al ruedo político.
Durante la presidencia de Rómulo Gallegos, el Nuevo Circo será el lugar escogido para presentar la Fiesta de la Tradición, evento organizado por Juan Liscano y Abel Vallmitjana, en el que por primera vez se mostraban, juntas, manifestaciones folklóricas de todo el país.
En el sótano del hall funcionaba el cabaret La Mezquita en el que se celebraron inolvidables bailes de carnaval, y donde los políticos e intelectuales de la clandestinidad ventilaban sus ansias de libertad. En ese mismo lugar se especula que Armando Reverón proyectó realizar un mural taurino…
El Nuevo Circo fue la plaza de toros y el espacio de espectáculos más grande e importante de la capital hasta la construcción del Poliedro de Caracas, en 1974. Hoy es un centenario ícono arquitectónico enclavado en la moderna ciudad, repleto de las historias menudas con las que se afianza el tejido cultural de una nación.