Centro Simón Bolívar de Caracas
Aunque su construcción ocasionó la destrucción y mutilación de representativas edificaciones de la ciudad, como el Hotel Majestic o el foyer del Teatro Municipal, respectivamente, el Centro Simón Bolívar irrumpió en medio de la Caracas de los techos rojos y vino a convertirse en uno de los íconos indiscutibles de nuestra modernidad arquitectónica.
Siguiendo los lineamientos del Plan Rotival que trazaba la distribución de las nuevas avenidas y calles de la ciudad de Caracas, la Comisión de Urbanismo del Ministerio de Obras Públicas encargó en el año 1948 el diseño de la obra a Cipriano Domínguez, ingeniero civil por la UCV, y pasante en el estudio de Le Corbusier en París, experiencia que le permitió conocer de primera mano el trabajo del maestro francés, y que fue sustrato del que luego desarrollaría en Venezuela.
Con anterioridad, Cipriano Domínguez había construido otras edificaciones como el Liceo Fermín Toro y el Instituto Pedagógico de Caracas, por sólo mencionar algunas que hoy se mantienen en pie, cuya sencillez, limpieza decorativa y en el uso del color, así como un empleo más racional de la planta, las convirtieron en modelos de estructuras funcionalistas por excelencia.
Las torres del Centro Simón Bolívar se comenzaron a levantar en 1954 en el corazón mismo de la ciudad, y la simetría de su emplazamiento trazaba el crecimiento de la urbe moderna hacia el este. El descomunal conjunto abarca seis cuadras de este a oeste y está conformado por la sucesión de dos cuerpos horizontales que nacen sobre un volumen rectangular, culminados en el extremo por dos torres, conectados entre sí por pasillos, plazas, pórticos y estacionamientos. Se dispusieron cien locales comerciales en el nivel de la calle y otros doscientos en el subterráneo, que fueron ocupados inmediatamente por las empresas más prestigiosas.
Adicionalmente, la obra fue decorada con murales monumentales de César Rengifo, Oswaldo Guayasamín y Abel Vallmitjana, y se hicieron intervenciones de vanguardia como la de Carlos González Bogen en el piso de una de las plazas aéreas.
Junto con la Ciudad Universitaria de Carlos Raúl Villanueva, las torres del Centro Simón Bolívar se convirtieron en el símbolo de la ciudad moderna, icono de una Caracas pujante que entraba en diálogo con la gran arquitectura mundial de entonces.